12 años de la muerte de Diomedes: Los acordeoneros del Cacique de la Junta

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En la última semana antes del día que marcó para siempre al mundo del vallenato, Vallenato FM, la emisora del vallenato hace un recorrido por los acordeoneros que acompañaron a Diomedes Díaz a lo largo de su carrera, hombres que fueron pieza clave en la construcción del legado musical del Cacique de la Junta.

Su inicio en la música lo dio junto a Nafer Durán, con quien lanzó su primer álbum “Herencia Vallenata” en 1976, una producción que le abrió las puertas del folclor. Después llegó Elberto “El Debe” López, con quien grabó “Tres Canciones” y “De Frente”, proyectos que consolidaron su nombre entre los nuevos talentos del género.

La dupla más recordada y determinante de su carrera fue la que formó con Juancho Rois. Juntos grabaron ocho álbumes: “La Locura”, “Ganó el Folclor”, “El Cóndor Herido”, “Canta Conmigo”, “Mi Vida Musical”, “El Regreso del Cóndor”, “Título de Amor” y “26 de Mayo”. Estas producciones impulsaron definitivamente el éxito de Diomedes a nivel nacional e internacional, marcando una época dorada en el vallenato.

Otro acordeonero fundamental fue Nicolás “Colacho” Mendoza, con quien grabó una extensa lista de trabajos como “Dos Grandes”, “Los Profesionales”, “Para Mi Fanaticada”, “Tu Serenata”, “Con Mucho Estilo”, “Todo Es Para Ti”, “Cantando”, “El Mundo” y “Vamos a Ganar”, discos que reforzaron el estilo tradicional del Cacique.

Con “El Cocha” Molina registró cuatro álbumes emblemáticos: “El Vallenato”, “Brindo con el Alma”, “Incontenibles” y “Gracias a Dios”, cada uno con un sello propio dentro de la evolución musical del artista.

Iván Zuleta, el acordeonero más joven en entrar a su conjunto, grabó cinco producciones: “Un Canto Celestial”, “Muchas Gracias”, “Mi Biografía”, “Volver a Vivir” y “La Voz”, siendo parte de una etapa llena de reinvenciones y nuevos aires para Diomedes.

Franco Arguelles lo acompañó en los álbumes “Experiencias Vividas” y “De Nuevo con Mi Gente”, aportándole un estilo más moderno y fresco. Finalmente, Juancho de la Espriella fue parte del equipo en “Pidiendo Vía”, disco que el mismo Diomedes consideró un punto alto dentro de su trayectoria tardía.

Cada acordeonero dejó su huella y aportó un sonido distinto en la carrera del Cacique de la Junta, construyendo junto a él un legado que hoy sigue siendo referencia en el vallenato. Esta es la historia de un artista único, acompañado por manos prodigiosas que hicieron posible que su música se volviera eterna.

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