El acordeón es el instrumento principal del vallenato, caracterizado por ser partícipe de incontables historias y se ha convertido en el soporte armónico de cada canción. Vallenato FM, la emisora del vallenato relata su historia y como llegó a ser el alma del vallenato.

Nació en Australia, producto de Cyrill Demian, siendo el primer acordeón solo un fuelle y cinco botones. A Colombia, llegó a mediado del siglo XIX a Riohacha, La Guajira y se popularizó entre los campesinos y músicos locales. Aunque hubo precursores del instrumento como El Sheng, inventado en Asia 3.000 a. C. y en Europa de la mano del alemán Christian Friedrich Ludwig Buschmann, quien crea la Handäoline.

A inicios del siglo XX, nace Francisco Moscote Guerra, quien inspiró la leyenda de Francisco ‘El Hombre’ y fue quien dio a conocer el acordeón en Colombia. Más adelante, entre los años 1940 y 1950, Abel Antonio Villa, conocido como “El Padre del Acordeón” lo utilizó para realizar las primeras grabaciones comerciales.

Con el pasó de los años, el instrumento ha sufrido diferentes cambios, el más importante es en la década de 1920 cuando otras evoluciones del acordeón arribaron al país y donde destacó la versión alemana de Honher, ya que se adaptó mejor a los campesinos y a los juglares que fueron los pioneros en su manejo. En los años venideros, llegó el acordeón con “dos coronas”, un acordeón de tres teclados con 31 botones para altos y 12 para bajos, así se logró ampliar la melodía de los artistas.
Su importancia se consolidó con la creación del Festival de la Leyenda Vallenata otorgando a Alejo Duran el título de Rey Vallenato en 1960. Y en las décadas de los 70s y 80s Surgen grandes maestros como Emiliano Zuleta Díaz, “Colacho” Mendoza (Rey de Reyes), y Alfredo Gutiérrez (tres veces Rey Vallenato).
Hoy en día, el acordeón sigue siendo el alma del folclor colombiano, adaptándose a los nuevos tiempos sin perder su esencia. Con la llegada de los acordeones digitales, la tradición se une a la innovación, demostrando que la evolución tecnológica también puede mantener viva la raíz cultural de un país.
