Entre viajes, parrandas y piquerías, Luis Enrique Martínez forjó un camino que lo convirtió en uno de los nombres más recordados del vallenato. Vallenato FM, la emisora del vallenato te cuenta su historia.
El mundo sigue avanzando y Luis Enrique Martínez, incluso habiendose ido sigue presente por su talento. En medio de una infancia de campesinos, el joven acordeonero salió adelante con su esfuerzo y su inteligencia para adaptarse a las labores que su padre ejercía en Fonseca, La Guajira.
Madera, ganado y una vida humilde fue lo que lo rodeaba mientras los años pasaban hasta que su destino cambio cuando la ruptura de sus padres chocó contra sus familia. Buscando una mejor vida y nuevas oportunidades, su madre se mudó a Fundación, Magdalena.
La música siempre formó parte de sus momentos debido a la pasión de su padre por el acordeón, así que aprovechando su nuevo hogar, Luis Enrique se empezó a juntar con acordeoneros que le mostraron como podría ser su futuro y su primer instrumento comprado con 90 centavos le mostró el camino que debía seguir en su días venideros.
Luis Enrique Martinez disfrutó con alegría de sus toques en medio de fiestas o celebraciones al mismo tiempo que entraba en la piquería, donde logró ganarse su apodo “El Pollo Vallenato” gracias a su maestría con el verseo.
Picardía y sentimiento campesino es lo que se imprime en sus canciones con cada acorde y cada palabra, brindando una obra versátil y creativa para quienes admiran a Luis Enrique, quien no solo tocaba el acordeón: lo hacía hablar, reír y llorar.
Nacido el 24 de febrero de 1923 y fallecido el 25 de marzo de 1995, Luis Enrique Martínez construyó un legado que hoy se mantiene vivo en las parrandas, en los festivales y en la memoria de quienes siguen defendiendo el vallenato raíz.
